Gustavo Verno representó a Uruguay en Congreso Latinoamericano en Colombia
Gustavo Verno representó a Uruguay en congreso – El gestor cultural Gustavo Verno, referente de la Asociación Civil América Unida y del espacio cultural La Cueva de América, representó a Uruguay en el X Congreso Latinoamericano “Orlando Fals Borda: de ciencia propia y saber popular”, realizado en Santa Cruz de Mompox, Colombia, durante octubre de 2025.
Invitado por la Alcaldía Distrital de Mompox, con todos los gastos cubiertos, Verno llevó la voz de las experiencias comunitarias y artísticas desarrolladas desde hace más de dos décadas en Ciudad del Plata, visibilizando el trabajo territorial y el valor de la cultura popular como herramienta de transformación social.
La Intendencia de San José y el Municipio de Ciudad del Plata acompañaron esta participación aportando material turístico y corporativo para la difusión del departamento, fortaleciendo así los vínculos culturales y de intercambio con la región latinoamericana.
Un viaje sentipensante: la experiencia de Gustavo Verno
En su bitácora de viaje, Verno define su paso por el congreso como una “experiencia sentipensante”, en alusión al concepto del propio Fals Borda que une el sentir y el pensar como motores de conocimiento.
El origen de esta invitación, cuenta, se dio gracias al encuentro con el colombiano Benjamín Alemán, quien había participado en una residencia artística en La Cueva de América en 2024. Fue él quien propuso su nombre para exponer la ponencia “La medicina del arte popular en la sociedad contemporánea”, un trabajo que aborda el valor sanador del arte comunitario.
Antes de arribar a Mompox, Verno pasó por Cartagena de Indias, donde el arte, la memoria y el intercambio cultural marcaron los primeros días de su recorrido. Luego viajó hacia la ciudad anfitriona, una joya colonial abrazada por el río Magdalena, “detenida en el tiempo, como una escenografía viva”, describe.
Durante el congreso compartió espacio con artistas, investigadores, docentes, campesinos y gestores de distintos países, en un clima que —según relata— “hacía honor al pensamiento sentipensante de Fals Borda”. Entre ellos, conoció a Roberto (Perú), Johnny (Venezuela), Gabriela (México) y Fernanda (Ecuador), con quienes formó un grupo de intercambio profundo entre reflexiones, risas y complicidades.

El arte como medicina y resistencia
Su ponencia, desarrollada en el cierre del primer día, fue un momento especialmente emotivo. “Desde los primeros minutos sentí la atención del público. Al finalizar, muchas personas se acercaron a pedirme un abrazo. Fue un gesto que me confirmó que el arte popular tiene un poder sanador y transformador”, recordó.
Al día siguiente coordinó el taller “El poder del abrazo”, donde la resistencia inicial de los participantes dio paso al llanto y luego a la paz. “Fue un recordatorio de que el cuerpo también piensa, y que a veces la ternura es una forma de resistencia”, expresó.
También participó en una tertulia radial en la que surgió una frase que, según dijo, resume la filosofía de América Unida:
“El que hace, aunque se equivoque, transforma; el que solo opina, deja todo como está.”

Sabores, memorias y aprendizajes
Durante los días del encuentro, Verno compartió comidas típicas, como el ñeque, el tamarindo y el pescado del río Magdalena, y escuchó historias de vida que revelan tanto las heridas del pasado como la fuerza de las comunidades locales.
“Conversar con los habitantes de Mompox me recordó la importancia de valorar los espacios que construimos en Ciudad del Plata, donde la cultura comunitaria también es resistencia”, señaló.
El congreso culminó con la lectura del Manifiesto del Encuentro Latinoamericano Orlando Fals Borda, que reivindica la investigación-acción participativa y el derecho de los pueblos a producir conocimiento desde sus territorios.

Reflexión final: la cultura que une y transforma
“Representar a Ciudad del Plata, San José y Uruguay fue un honor y una responsabilidad”, concluye Verno en su crónica. “Confirmé que el trabajo de América Unida y La Cueva de América tiene sentido, porque toca lo esencial de las comunidades. Los abrazos, las canciones, las risas compartidas y las manos en el barro son formas de conocimiento tan valiosas como cualquier teoría”.
Con ese espíritu regresó al país, convencido de que el arte popular sigue siendo una medicina viva: cura, une y transforma.
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