Víctor “Campanita” López: De Penino al Estrellato del Fútbol

Víctor “Campanita” López

Víctor López, más conocido como “Campanita”, nació en el kilómetro 29½ de Ciudad del Plata y hoy es un referente del fútbol uruguayo. Desde sus primeros picaditos en Penino hasta vestir la camiseta de Peñarol y la Selección Celeste, su trayectoria combina talento, sacrificio y fortuna.


Raíces en Penino

Creció pateando la pelota detrás de la comisaría local. Cada mañana caminaba tres kilómetros al jardín con el balón bajo el brazo y su perro como compañía. En esos partidos informales no había presión: jugaba “por amor al juego”, sin gritos de padres ni entrenadores que impusieran tácticas.


Llegada a Peñarol – Víctor “Campanita” López

Su primer gran desafío fue una prueba en Peñarol. Invitado a última hora a un entrenamiento, anotó dos goles en diez minutos y ganó su ficha. Allí aprendió que entrenar las cinco veces por semana era su nueva “jornada laboral” y adoptó la disciplina que caracterizó al fútbol de los años 90, más físico y directo que hoy.


El apodo “Campanita”

Al fichar por Ferro Carril Oeste (Argentina), el técnico ordenó a Víctor cortarse el largo cabello. El peluquero le dejó un estilo tipo “tacita” y un compañero exclamó: “¡Dale, Campanita!”. Desde entonces el apodo quedó para siempre.


Experiencias internacionales – Víctor “Campanita” López

En Independiente, vivió el calor de una afición apasionada y un ambiente familiar. Brevemente pasó por Extremadura (España), pero una lesión lo devolvió a Uruguay. Su etapa más dura fue en Kalmykia (Rusia), un enclave frío y aislado donde él y su familia vivieron encerrados en un complejo deportivo, lejos del colegio de sus hijas.


Orgullo Celeste

Convocado a la Selección Uruguaya a los 18 años, López disputó el Preolímpico de Paraguay y la Copa América 1991 en Chile. Recuerda con emoción su primer gol en un amistoso contra México (2‑1) y la sensación de piel de gallina al escuchar el himno uruguayo en su país.


Anécdotas y enseñanzas – Víctor “Campanita” López

  • Vestuario rebelde: Tras una derrota 0‑3 en Ferro, lanzaron fruta al nutricionista… y terminaron empatando 3‑3.
  • Compañeros inolvidables: Forjó amistades que aún perduran, como el “hermanazo” en Buenos Aires que lo defendía en la concentración.
  • Consejo a jóvenes: “Entrenar a diario es vital, pero no asfixiar a los chicos con presión. Déjenlos disfrutar”, aconseja.

Víctor López encarna el sueño de todo niño con una pelota: superación, humildad y pasión. Desde Penino al profesionalismo internacional, su historia sigue inspirando a nuevas generaciones que aspiran a transformar un balón en su boleto hacia el éxito.

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